SEMANA MUNDIAL POR EL PARTO RESPETADO 15 al 22 de Mayo 2011

El lema adoptado este año en el marco de la Semana Mundial por el Parto respetado fue:
Mi cuerpo, mi parto, mi hijo. La elección es mía.
En la ciudad de San Carlos de Bariloche se debatió en torno a la pregunta: ¿Elegimos las mujeres cómo y con quién parir?.
El objetivo fue reflexionar sobre cómo a partir del hecho biológico universal de parir, donde todas las mujeres comparten los cambios fisiológicos y biológicos del embarazo, parto y puerperio, se encuentran ilimitadas variaciones en sus prácticas y representaciones. Las diferencias se relacionan con la manera que cada sociedad entiende este proceso, le otorga significado y define cuáles son las prácticas y los medios materiales apropiados para asistirlo. No es lo mismo parir hoy que en el tiempo de nuestras abuelas, parir en el campo o en una comunidad mapuche, donde el manejo de la sangre y el destino final de la placenta tienen un valor especial. Es decir, que parte de lo que se considera adecuado o no, en relación a este hecho, se construye culturalmente a través de un proceso de socialización en el que intervienen modelos de lo que la sociedad define como las actitudes y conductas apropiadas a seguir (Bodoque Puerta, 2001). Estas cambian en los distintos contextos histórico-culturales, así como entre sociedades y dentro de una misma sociedad.
El parto en las instituciones médicas, donde las mujeres son atendidas por un equipo médico conformado por enfermeras, parteras, neonatólogos y obstetras, es un hecho relativamente reciente en la historia de la humanidad, de menos de 200 años. Antes de los hospitales las mujeres que ya habían tenido hijos eran las que acompañaban a otras mujeres en sus partos, ellas contaban con el saber de su propia experiencia, de la observación y con su coraje (Schallman, 2007). La medicina trajo ventajas en cuanto a la supervivencia de las madres y de los bebés con complicaciones, pero también trajo aparejado una medicalización excesiva y una estandarización de la atención que no contempla las individualidades de cada mujer y que no favorece el normal desarrollo del trabajo de parto y nacimiento (Cechetto, 1995).
Retomando la pregunta inicial, en donde las protagonistas son las mujeres, las que realmente ponen en juego las emociones y el cuerpo para que el bebé nazca, ¿pueden hoy en día decidir cómo y con quién parir?; ¿se puede elegir la postura deseada para hacerlo y el mejor acompañante para ese momento?. Lamentablemente la respuesta no es sencilla, en algunos casos puede ser que si, pero me atrevo a decir que no en la mayoría. Existe la ley Nacional Nº 25.929 que establece los derechos de las mujeres en relación al embarazo, parto y postparto, y en cuyos artículos se delinean las normas que el equipo médico debería realizar, pero todavía no se encuentra reglamentada. Sin embargo son cada vez más las mujeres y hombres que están reclamando por ello así como fomentado su difusión. Quizás en un tiempo se logre considerar como una conducta apropiada el hecho de exigir que las mujeres sean tratadas con respeto, de modo individual, donde se respeten sus tiempos biológicos y psicológicos, a estar acompañadas por una persona de confianza durante el trabajo de parto, parto y postparto, y a que no separen al bebé de la madre prematuramente.

Bibliografía:
Bodoque Puerta, Y. (2001). Tiempo biológico y tiempo social. Aproximación al análisis del ciclo de vida de las mujeres. Gazeta de Antropología, Nº17, Artículo 12. España.
Ceccheto, S. (1995). La medicalización del embarazo y el parto. Cuadernos Médico Sociales, Nº 70:89-94. Rosario, Santa Fe.
Schallman, R. (2007). Parir en libertad: en busca del poder perdido. Buenos Aires, Ed. Grijalbo.

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